Escribe Melina D., profesora de Yoga en
Ganesha · Centro de Bienestar.
‘Sankalpa’ es una
de esas palabras que, cuando descubrí su significado, su eco resonó en mí. Supe que sería una de las herramientas que, siempre a mi alcance,
apoyaría mi trabajo personal con las intenciones.
¿Qué es ‘Sankalpa’?
Su origen es
sánscrito (lengua clásica de la India) y a fin de traducir su significado
podemos esbozar términos como: determinación, intención, decisión, resolución,
decreto… y un extenso etcétera.
Tengo más afinidad con uno de ellos: INTENCIÓN.
¿Qué es una intención?
El gran psicólogo y
maestro Wayne W. Dyer, en su libro “El poder de la Intención”, define la
Intención de la siguiente forma:
“Imagínate una fuerza que está en todas partes. No hay
sitio alguno en el que no esté. No se puede dividir y está presente en todo
cuánto ves y tocas. Extiende tu conciencia de este campo infinito de energía
hasta más allá del mundo de la forma y los límites. Esta infinita fuerza
invisible está en todos lados, tanto en lo físico como en lo no físico. Tu
cuerpo físico forma parte de la totalidad que emana de esa energía. En el
momento de la concepción, la intención pone en marcha la forma física que
adoptarás y el desarrollo del proceso de crecimiento y de envejecimiento.
También pone en marcha los aspectos no físicos, como las emociones, los pensamientos
y la forma de ser. En este caso, la intención es el potencial infinito que
activa tu aparición física y no física sobre la tierra.”
Él se refiere a la
INTENCIÓN como una fuerza omnipresente de la cual emana todo, incluidos
nosotros. Esta definición nos trae un mensaje tácito que nos invita a creer que
todos estamos aquí con un propósito. El propósito, la INTENCIÓN es la fuerza
que nos ha traído hasta aquí, desde y para la cual nuestra vida y nuestra forma
se han manifestado.
¿Cómo manifestar mi Intención?
Empezar
por declararla. Luego trabajarla.
El primer paso para
concretar nuestras intenciones, es hacernos conocedores de nuestras necesidades
más profundas, como seres en constantes procesos de cambios, internos y
externos.
Cuando hemos de averiguar lo que nuestra alma necesita para evolucionar, sabremos definir con honestidad
nuestras intenciones sobre las cuales vamos a TRABAJAR.
De hecho, ese
conocimiento profundo de nosotrx mismxs será, en los momentos de mayor
oscuridad, el faro que iluminará nuestro camino hacia la manifestación de
nuestra intención.
EL TRABAJO
Como diría la
astróloga María Pineda, “los sueños no se cumplen, se trabajan”
Vuelvo a citar textualmente
la obra de Dyer, y en esta ocasión para mencionar los cuatro pasos que él
establece en el camino hacia nuestra intención:
1.
LA DISCIPLINA.
Entrenar al cuerpo para que actúe como
lo desean tus pensamientos. Para eso, eliminar la identificación del ego no
significa desconectarte de la relación con tu cuerpo, sino entrenarlo para
activar esos deseos. Se consigue con práctica, ejercicio, hábitos saludables,
comida sana, etcétera.
2.
LA SABIDURÍA.
La sabiduría combinada con la disciplina
fomenta tu capacidad para centrarte y tener paciencia a medida que armonizas
tus pensamientos, tu intelecto y tus sentimientos con el trabajo de tu cuerpo.
3.
EL AMOR.
Tras
disciplinar el cuerpo con la sabiduría y estudiar intelectualmente una tarea,
este proceso de maestría supone amar lo que haces y hacer lo que amas.
En este punto, el
autor quizá nos quiera transmitir la necesidad de que nuestra intención esté
alineada con las necesidades profundas del alma, que supongan un trabajo de
mejora interna para encauzar nuestras acciones hacia nuestro Dharma (aquello
que nos hace únicos, y que por tanto hemos venido a compartir con el mundo).
4. LA
ENTREGA.
Ese es
el lugar de la Intención. Aquí es donde tu cuerpo y tu mente no llevan la
batuta y te aproximas a la (energía de la) Intención. (…) Te relajas (…) y te
dejas llevar por la misma fuerza que transforma las bellotas en árboles, las
flores en frutos y unos puntitos microscópicos en seres humanos. (…) Cuando te entregas, te iluminas y puedes
consultar a tu alma infinita. Entonces puedes acceder a la fuerza de la
intención, que te llevará a donde crees que estás destinado a llegar.
Confiar. En que esa vinculación de nuestra Intención con nuestro Dharma, estará
siendo respaldada por la misma Intención universal que ha creado todo cuando
nos rodea.
NO SABEMOS SI EL
CAMINO SERÁ FÁCIL.
PERO LA RECOMPENSA
SERÁ GRANDE.
En definitiva, el
trabajo con las intenciones también va de la mano con un trabajo de
auto-sinceramiento, auto-conocimiento, y auto-compromiso. Es un trabajo dedicación
y paciencia. El propio aprendizaje siempre será el más gratificante logro.
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