jueves, 13 de septiembre de 2018

Sankalpa & la fuerza de la intención



Escribe Melina D., profesora de Yoga en Ganesha · Centro de Bienestar.

‘Sankalpa’ es una de esas palabras que, cuando descubrí su significado, su eco resonó en mí. Supe que sería una de las herramientas que, siempre a mi alcance, apoyaría mi trabajo personal con las intenciones.

¿Qué es ‘Sankalpa’?

Su origen es sánscrito (lengua clásica de la India) y a fin de traducir su significado podemos esbozar términos como: determinación, intención, decisión, resolución, decreto… y un extenso etcétera.

Tengo más afinidad con uno de ellos: INTENCIÓN.

¿Qué es una intención?

El gran psicólogo y maestro Wayne W. Dyer, en su libro “El poder de la Intención”, define la Intención de la siguiente forma:

“Imagínate una fuerza que está en todas partes. No hay sitio alguno en el que no esté. No se puede dividir y está presente en todo cuánto ves y tocas. Extiende tu conciencia de este campo infinito de energía hasta más allá del mundo de la forma y los límites. Esta infinita fuerza invisible está en todos lados, tanto en lo físico como en lo no físico. Tu cuerpo físico forma parte de la totalidad que emana de esa energía. En el momento de la concepción, la intención pone en marcha la forma física que adoptarás y el desarrollo del proceso de crecimiento y de envejecimiento. También pone en marcha los aspectos no físicos, como las emociones, los pensamientos y la forma de ser. En este caso, la intención es el potencial infinito que activa tu aparición física y no física sobre la tierra.”

Él se refiere a la INTENCIÓN como una fuerza omnipresente de la cual emana todo, incluidos nosotros. Esta definición nos trae un mensaje tácito que nos invita a creer que todos estamos aquí con un propósito. El propósito, la INTENCIÓN es la fuerza que nos ha traído hasta aquí, desde y para la cual nuestra vida y nuestra forma se han manifestado.

¿Cómo manifestar mi Intención?

 Empezar por declararla. Luego trabajarla.

El primer paso para concretar nuestras intenciones, es hacernos conocedores de nuestras necesidades más profundas, como seres en constantes procesos de cambios, internos y externos.

Cuando hemos  de averiguar lo que nuestra alma necesita para evolucionar, sabremos definir con honestidad nuestras intenciones sobre las cuales vamos a TRABAJAR.

De hecho, ese conocimiento profundo de nosotrx mismxs será, en los momentos de mayor oscuridad, el faro que iluminará nuestro camino hacia la manifestación de nuestra intención.

EL TRABAJO

Como diría la astróloga María Pineda, “los sueños no se cumplen, se trabajan”

Vuelvo a citar textualmente la obra de Dyer, y en esta ocasión para mencionar los cuatro pasos que él establece en el camino hacia nuestra intención:

1.       LA DISCIPLINA.

Entrenar al cuerpo para que actúe como lo desean tus pensamientos. Para eso, eliminar la identificación del ego no significa desconectarte de la relación con tu cuerpo, sino entrenarlo para activar esos deseos. Se consigue con práctica, ejercicio, hábitos saludables, comida sana, etcétera.



2.       LA SABIDURÍA.

La sabiduría combinada con la disciplina fomenta tu capacidad para centrarte y tener paciencia a medida que armonizas tus pensamientos, tu intelecto y tus sentimientos con el trabajo de tu cuerpo.



3.       EL AMOR.

 Tras disciplinar el cuerpo con la sabiduría y estudiar intelectualmente una tarea, este proceso de maestría supone amar lo que haces y hacer lo que amas.

En este punto, el autor quizá nos quiera transmitir la necesidad de que nuestra intención esté alineada con las necesidades profundas del alma, que supongan un trabajo de mejora interna para encauzar nuestras acciones hacia nuestro Dharma (aquello que nos hace únicos, y que por tanto hemos venido a compartir con el mundo).

4.       LA ENTREGA.

Ese es el lugar de la Intención. Aquí es donde tu cuerpo y tu mente no llevan la batuta y te aproximas a la (energía de la) Intención. (…) Te relajas (…) y te dejas llevar por la misma fuerza que transforma las bellotas en árboles, las flores en frutos y unos puntitos microscópicos en seres humanos. (…) Cuando te entregas, te iluminas y puedes consultar a tu alma infinita. Entonces puedes acceder a la fuerza de la intención, que te llevará a donde crees que estás destinado a llegar.

Confiar. En que esa vinculación de nuestra Intención con nuestro Dharma, estará siendo respaldada por la misma Intención universal que ha creado todo cuando nos rodea.


NO SABEMOS SI EL CAMINO SERÁ FÁCIL.

PERO LA RECOMPENSA SERÁ GRANDE.

En definitiva, el trabajo con las intenciones también va de la mano con un trabajo de auto-sinceramiento, auto-conocimiento, y auto-compromiso. Es un trabajo dedicación y paciencia. El propio aprendizaje siempre será el más gratificante logro.

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