miércoles, 4 de julio de 2018

Danza Oriental: un bálsamo para cuerpo, mente y alma


Escribe Mery Meryem, Profesora de Danza Oriental y Danza Infantil en Ganesha Centro de Bienestar

La danza oriental es un medio idóneo para propiciar la unidad entre el cuerpo y el espíritu, y como vía de exaltación de la parte femenina.    

 Es aquí donde reside su diferencia respecto a otras danzas, y de donde radica su simbolismo como máxima expresión de la divinidad femenina.

v  Características de la danza:  

La danza oriental está basada en la idea de continuidad, de fluidez. Es por ello que predominan los movimientos suaves y ondulatorios, combinados con vibraciones cortas y rápidas o bien más grandes y marcadas. Es un baile en el que participa todo el cuerpo, aunque la mayor parte del movimiento se localiza en las caderas, los músculos abdominales y la pelvis. Se basa en la disociación de movimientos, aprendiendo a aislar las distintas partes del cuerpo para crear distintas figuras y ritmos, que más tarde pueden ser combinados para construir diversas composiciones. 

Los brazos y las manos son un elemento vital en esta danza a través de estos  podemos transmitir diversos mensajes y reflejar distintas emociones. 

La danza oriental desarrolla las posibilidades expresivas del cuerpo, de manera sutil y suave; no venciéndolo, sino pidiéndole su colaboración, lo cual genera un sentimiento de satisfacción y equilibrio. 



v  Beneficios de la danza oriental 

Muchos son los beneficios que se atribuyen a la práctica de este tipo de danza, tanto en el plano físico como en el mental. 

--Postura básica saludable: la postura que se adopta para bailar la danza oriental estira y relaja la tensión de la espalda y fortalece sus músculos, por lo que su práctica de manera habitual evita padecer problemas de espalda.  Esta postura es muy natural y saludable para todas las partes del cuerpo, por lo que permite practicar la danza sea cual sea la edad.

--Beneficios cardiovasculares: los movimientos rápidos, como la vibración de caderas, favorecen el sistema cardiovascular, mejoran la circulación y quema calorías. La danza oriental combina ejercicios aislados con desplazamientos en el espacio, variando la velocidad y el ritmo, lo que se traduce en un ejercicio aeróbico sin esfuerzos bruscos, aliviando la rigidez y el dolor de las articulaciones, por lo que es un método ideal para mejorar la forma física de manera suave y divertida.

--Trabajo muscular específico: al practicar la danza oriental se estiran y fortalecen simultáneamente grupos musculares opuestos. Se tonifican todos los músculos de los brazos, incluida la parte inferior de los mismos, aumenta la flexibilidad de los hombros y reducen la rigidez de la parte superior de la espalda. El abdomen se fortalece y la columna vertebral aumenta su fuerza y flexibilidad. Se fortalece la musculatura y se moldea la figura sin esfuerzos bruscos, por lo que está indicada para cualquier persona, sea cual sea su edad y condiciones físicas.

--Aislamiento muscular: Mientras se mueve una serie de músculos, los demás grupos musculares permanecen en reposo. Esta técnica no solo permite trabajar intensivamente una serie de músculos específicos, fortaleciéndolos y tonificándolos, sino que también dirige toda su atención sobre la parte del cuerpo que se encuentra en movimiento. Así mismo permite el desbloqueo, la fluidez, la coordinación y la eliminación de los conocidos nudos de tensión.

--Activación de órganos internos: en los orígenes de la danza oriental, las mujeres aprendían técnicas de ondulación del vientre como preparación para el parto. Este trabajo mejora el tránsito intestinal y reduce los dolores menstruales. 

--Control de peso y conformidad con el cuerpo: no solo porque la danza quema calorías, sino también porque activa el metabolismo. Así mismo, cambia la imagen de una misma y se toma conciencia de la feminidad, reflejándose en la postura y en el lenguaje corporal.

--Relajación y reducción del estrés: la danza oriental relaja tanto la mente como el cuerpo porque requiere relajación y concentración, como una meditación en movimiento

--Terapia mental: al entrar en contacto con el cuerpo, a partir de las manifestaciones de expresión corporal, se produce un desbloqueo psicológico, que contribuye al despertar del amor propio. Es por ello que su práctica regular ayuda con el tiempo a vencer inhibiciones y a aceptar nuestro cuerpo tal y como es. 

--Íntima conexión entre el cuerpo y la mente: una situación de perfecto equilibrio.   La danza oriental permite conectar con el propio cuerpo y desarrollar las posibilidades expresivas de la persona. En el caso de la mujer, esta danza le acerca a tomar conciencia de su feminidad y fuerza. Manifiesta un profundo sentimiento de comunicación interior a través de la música y el movimiento, del que resulta un encuentro que la bailarina tiene con los demás, pero sobre todo, consigo misma. 

--Logro personal: El cuerpo agradece nuevos desafíos físicos y reacciona fortaleciéndose, al mismo tiempo la mente se activa y genera una actitud de superación y optimismo.  

--Ayuda a mejorar la comunicación: el bailar con otros, o el sólo hecho de compartir un espacio donde se utilice este lenguaje corporal, hace que nos desinhibamos y creemos lazos con nuestros compañeros, muy diferentes a los que se crean fuera de ese ámbito.

En resumen, esta danza no sólo nos reporta los beneficios antes descritos, tan significativos para el cuerpo y la mente, también es una terapia para el alma, una invitación a redescubrirnos como mujeres y a crear un vínculo más sólido con nosotras mismas.